Se dice que sus últimas palabras fueron "Me ne vidn cewsel Sawznek!"
Es recordada en Cornualles por maldecir a los que se encontraba cuando estaba enfadada.
Al igual que ocurre con otros "últimos hablantes nativos", existe una cierta controversia sobre su estatus.
William Bodinar (muerto en 1794) aprendió córnico de niño y, en 1776, lo recordaba lo suficientemente bien como para escribir una carta en dicho idioma.
En la actualidad, algunos niños y jóvenes hablan distintas formas de córnico reconstruido como hablantes nativos.