En ese documento del Ejecutivo están consignadas las ideas que contiene la llamada Doctrina Carranza.
Después de tomar la Presidencia, Carranza se confrontó con distintos movimientos armados.
Además, el nuevo Presidente se enfrentaba a los intereses de los empresarios extranjeros que buscaban sobre todo conservar su poder y capital en México.
Los empresarios estadounidenses recurrieron a amenazas para que el gobierno carrancista tomara cartas en el asunto.
Incluso las compañías petroleras, con el apoyo del Secretario de Estado Robert Lansing, amenazaron con la intervención armada.
Más aún, Lansing exigió al gobierno mexicano que no volviera a emitir un decreto sin que éste fuera revisado previamente por el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Sin embargo, la situación internacional imposibilitó que el conflicto escalara hasta ese punto.