Tras la abolición de la monarquía en Iberia por los sasánidas hacia el 580, la dinastía se mantuvo en dos linajes nobiliarios rivales, a veces en competición, la rama mayor, dicha propiamente los «cosroides» y la menor llamada los «guaramidas», hasta el comienzo del siglo IX, cuando la sucesión del trono de Iberia pasó al linaje georgiano los bagratuni.
Según las primeras tradiciones medievales georgianas, el primer rey cosroida, Mirian o Mihran (r. 284-361), accedió al trono gracias a su matrimonio con una princesa ibera heredera del último arsácida georgiano Aspagur.
[2] El historiador georgiano Guiorgui Melikishvili duda, del origen iraní de los cosroides y los considera como una dinastía local que habría inventado un ancestro mítico extranjero, lo que es una práctica habitual en las genealogías feudales.
Mirian se adaptó rápidamente a la evolución de la situación política del Cáucaso y estableció lazos estrechos con Roma.
[6] Este acercamiento fue reforzado tras la conversión por la misionera cristiana, Ninó, del rey Mirian, de su esposa Nana junto con los miembros de su corte al cristianismo hacia el año 337.
Prosiguió hasta el final de su vida un combate desesperado y sin éxito contra la hegemonía sasánida.
[15] Latavri y su padre Adarnase son recordados en una inscripción en un monasterio cerca de Ajalgori.