La dinastía se remonta a Bav, supuesto nieto del príncipe sasánida Kawus, hermano de Cosroes I,[1] e hijo del sha Kavad I (que gobernó entre 488 y 531), y que supuestamente huyó a Tabaristán ante la conquista musulmana de Persia.
Tras su marcha, los príncipes nativos destruyeron las ciudades que había construido en las tierras altas y, aunque en 781 afirmaron su lealtad al califato, en 782 lanzaron una revuelta general antimusulmana que no fue sofocada hasta 785, cuando Sa'id al-Harashi envió 40.000 soldados a la región.
[9] Tras su muerte en 817, Sharwin fue sucedido por su nieto, Shahriyar I, que consiguió desalojar al karénida Maziar de su propio reino.
Su creciente poder le enfrentó a los colonos musulmanes de Amul, pero logró tomar la ciudad y que la corte califal reconociera su dominio sobre todo Tabaristán.
Sin embargo, acabó enfrentándose con Abdalah ibn Táhir y, en 839, fue capturado por los tahiríes, que se hicieron con el control de Tabaristán.
Al parecer, la importancia de los reyes bavandíes continuó durante los periodos selyúcida y mongol.
Ya a principios del siglo XIII, se suponía que sus costumbres de coronación se remontaban a un pasado remoto, tal y como describe minuciosamente el historiador iraní del siglo XIII Ibn Isfandiyar:[15]