Esto reduce sustancialmente el volumen que se requiere tratar en el digestor.
Estos gases residuales requieren un tratamiento para reducir los olores en obras cercanas a viviendas o capaces de generar molestias públicas.
Los costos operativos suelen ser mucho mayores para la digestión aeróbica que para la digestión anaeróbica debido a la energía utilizada por los sopladores, bombas y motores necesarios para agregar oxígeno al proceso.
El lodo digerido tiene relativamente poca energía residual y, aunque se puede secar e incinerar para producir calor, el rendimiento energético es mucho menor que el producido por la digestión anaeróbica.
Esto hace que la comunidad microbiana se vuelva termófila gradualmente a temperaturas típicamente de 55 °C o más.