[1] Las desigualdades son distribuciones inequitativas de resultados y acceso a oportunidades entre individuos o grupos.
[6] Sin embargo, este gran crecimiento de la economía mexicana es engañoso cuando se divide por zonas rurales y urbanas.
En 1950 este sector contaba con el 19 % de la riqueza nacional, pero entre 1963 y 1969 se contrajo a un 15.7 %.
Sin embargo, en este mismo lapso la participación del primer decil pasó de 1.9 % a 0.9 %.
Esto quiere decir que el gran pilar de la Revolución Mexicana sigue siendo una deuda pendiente.
[10] Aunque los datos no coinciden completamente con los estudios anteriormente citados, sí se puede apreciar una clara tendencia de estancamiento para las clases bajas y un aumento para las medias altas (deciles V a IX) sobre todo.
Además, de manera transversal, como las desigualdades se entrecruzan, las mujeres, las personas con menores ingresos y la población indígena enfrentan mayores dificultades que otros grupos para alcanzar objetivos cruciales en su curso de vida.
Esta expansión del acceso significa, no obstante, que la población escolarizada tiene una composición social cada vez más heterogénea y con mayores retos de educabilidad.
Esto se explica, sobre todo, porque muchos jóvenes que concluyen la secundaria no siguen al nivel medio superior y por la elevada tasa de deserción entre los que se inscriben [14.4% en el ciclo escolar 2014-2015].
Si bien las diferencias de ingreso se han atenuado en los últimos años, todavía generan las mayores brechas en los resultados educativos.
[5] En México, las personas nacidas en pobreza siguen teniendo posibilidades muy limitadas de ascender en la escala social.
Dos procesos imponen serios retos a la igualdad en México actualmente: la migración de retorno y el cambio climático.
La exposición a fenómenos asociados al cambio climático, como incrementos en la temperatura, la precipitación o el nivel del mar, es muy heterogénea en México.
Además, recientemente ocurre una creciente disociación entre el retorno y el origen migratorio, así como una diversificación en los lugares de destino, que ahora incluyen municipios con mayores rezagos sociales.
Las desigualdades ante el cambio climático se construyen en la intersección entre las diferencias en la exposición a riesgos ambientales crecientes y las desventajas sociales, económicas e institucionales de algunos grupos.
[5] Tanto los legados de desigualdad como los nuevos desafíos para la equidad atraviesan el territorio, en particular, estados y municipios.