[2] Consecuencia de esta fisura, el crudo derramado se propagó aproximadamente un kilómetro hasta llegar a la quebrada Inayo.
Lamentablemente, los trabajadores subcontratados de PETROPERÚ S.A. no pudieron controlar esta situación.
[1] Fue recién el 28 de enero que se logró finalmente controlar la situación.
Los peces presentaban escamas manchadas de petróleo y su sabor se vio afectado.
A pesar de que los ríos y quebradas siguen fluyendo y brindando acceso a diferentes personas, el agua no cumple con los estándares de calidad necesarios.