A los desplazados se les permitía llevarse sus pertenencias personales con un peso no superior a 500 kilos por familia.
Sus viviendas, muebles, tierras, ganado y resto de bienes eran requisados por el Estado.
Más de 32.000 efectivos del NKVD participaron en la acción.
Cerca de 30.000 (el 20%) murieron en el exilio durante el siguiente año y medio, según los datos del NKVD (el 46% según los datos de los activistas tártaros de Crimea).
[5] Los activistas de Crimea llevaban tiempo reclamando el reconocimiento del Sürgünlik como genocidio.