[1] El objetivo principal era remarcar la importancia que tuvieron los Tratados de Roma de 1957, que instituyeron la Comunidad Económica Europea (CEE) y Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom), considerados junto con el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) los "Tratados Constitutivos" de las Comunidades Europeas.
La presidencia alemana realizó consultas bilaterales con los designados por los Estados miembros sobre el contenido de la declaración y tanto el Parlamento Europeo como la Comisión Europea presentaron algunas propuestas, como la del primer ministro de Luxemburgo y presidente de la Eurozona, Jean-Claude Juncker de citar al euro.
Un nuevo documento (conocido técnicamente como Tratado por el que se establece una Constitución para Europa), que reemplazaría dichos tratados y sería similar a la constitución de un país, fue rechazado por dos refrendos celebrados en Francia y Países Bajos en la primavera de 2005.
Por ello y sumado a otras razones la declaración de Berlín no menciona al Tratado constitucional.
Tras la cumbre informal realizada en el Museo de Historia Alemana de Berlín, la Canciller de Alemania Angela Merkel en su condición de Presidente del Consejo Europeo, así como José Manuel Durão Barroso Presidente de la Comisión Europea y Hans-Gert Pöttering, Presidente del Parlamento Europeo, firmaron e hicieron pública una declaración política que recogía los "valores y ambiciones" de la Unión.