Benedict's School, Ealing and Queens 'College, Cambridge, donde aprendió inglés y derecho.
Por el año 2000 formó una compañía de actores en Moscú, cuyas producciones incluyen Boris Godunov, Twelfth Night y Three Sisters.
Escribió el libro The Actor and the Target, publicado por primera vez en ruso en 2001, en inglés en 2002 (reimpreso en 2005) y desde entonces ha aparecido en 15 idiomas, incluidos francés, español, italiano, alemán, rumano y mandarín.
El objetivo principal es darle herramientas al actor para salir de ese estado.
Pero, la conexión con el personaje y los de la escena, o con la obra en la que se está trabajando, la atención, está directamente relacionada con la diana y es a ella a la que los personajes deben aferrarse.
Para combatirlo, lo mejor se debe pensar en el «ahora» y confiar en la atención.
Se juzgan de una forma muy cruel y eso hace que los paralicen o intenten buscar un mejor camino, que acaba peor aún, y todo se termina convirtiendo en un bucle.
Tampoco la inventó, pues esa diana ya existe, solo se tiene que verla.
Por eso es interesante responder siempre en positivo y en negativo, pero desde los ojos del personaje.
Solo utilizando los zapatos del personaje el actor comenzará a moverse como tal, pero tiene que intentar no cotidianizarlo y solo usarlo cuando interprete a ese personaje.
Se debe recordar que siempre que el personaje se mueva, debe de haber una justificación para ello y esto siempre será una reacción a otra cosa.
Se debe intentar no dirigir los movimientos, pues aquí vuelve a ser el intelecto el que se pone en funcionamiento y este es un falso amigo del actor.
Algo que casi todos están hartos de ver es a actores intentado expresar emociones.
A veces puede resultar hasta ridículo ver como un actor se sale de su personaje porque está intentando llorar o sentirse muy alegre.
Si se limitan a expresar únicamente con la cara y no con el cuerpo a aquellos espectadores que están en la última fila y que han venido a ver lo mismo que los de la primera se perderán más de la mitad de la obra (sobre todo si es realista) porque los cuerpos no expresan nada.
En general no se debe intentar fingir las emociones (a no ser que el director así lo quiera), y querer tener todo bajo control porque se creará un caos dentro del actor que impedirá salir al personaje.
La acción es vital para el ser humano pues como dice Donnellan, si no se mueven los personajes o los actores, es que estamos muertos.