Las organizaciones pro-sufragio utilizaron una variedad de tácticas, incluyendo argumentos legales que se basaban en las enmiendas existentes.
Lucy Burns y Alice Paul emergieron como líderes importantes cuyas diferentes estrategias ayudaron a hacer avanzar la Decimonovena Enmienda.
La entrada de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial ayudó a cambiar la percepción pública del sufragio femenino.
La National American Woman Suffrage Association, dirigida por Carrie Chapman Catt, apoyó el esfuerzo bélico, argumentando que las mujeres deberían ser recompensadas con el derecho al voto por su servicio patriótico en tiempos de guerra.
Además, la Decimonovena Enmienda falló en otorgar el pleno derecho de voto a las mujeres afroamericanas, asiático-americanas, hispanoamericanas y nativo-americanas.