Morrison extrae de esta táctica compositiva «una carga metafísica».
[2] Los fragmentos de esos filmes, en los que el celuloide se encuentra parcial o casi totalmente destruido, se integran en una “narrativa abstracta sobre la mortalidad en todas sus manifestaciones”, en palabras del crítico Glen Kenny.
Bill Morrison explicó así el proceso de creación de la cinta y su sentido: La música del compositor Michael Gordon, creada específicamente para esta obra cinematográfica, es una sinfonía que se caracteriza por el empleo del glissando y el clúster a partir de instrumentos desafinados,[5] de modo que la idea de deterioro y entropía expresada por las imágenes tiene su correlato sonoro.
Morrison declaró: «Sugerí que hiciéramos de la decadencia el tema de la pieza, y que la pieza se llamara Decasia.
Michael llevó esto a extremos musicales que yo no podría haber soñado, escribiendo una sinfonía en decadencia, a la que acoplé estas imágenes».