De repente, la película

Se caracteriza por haber sido realizada con la técnica de improvisación actoral.

[1]​ William Waters es un productor estadounidense que contrata a John Loveland, un cineasta venezolano, para dirigir una película en el Amazonas.

Pero por eventos inesperados tienen que cambiar el set de rodaje a Caracas y recrear una jungla decorada para la filmación.

Por la falta de presupuesto, se ven forzados a acentuar lo falso del decorado y exagerarlo todo, hasta que se dan cuenta de que terminan realizando una parodia de su idea original.

Louis, en Estados Unidos, donde la crítica la consideró una «comedia del absurdo» y para nada convencional.