De tranquillitate animi

Si queremos conseguir la tranquilidad del ánimo, Séneca recomienda una vida austera, ajena al lujo excesivo e inútil.

Sólo el razonamiento, la precaución, la previsión pueden crear en el hombre esa atmósfera idílica de paz.

En esta obra hay un profundo pesimismo: el filósofo, aún conservando su tranquilidad de espíritu, no odia a la humanidad por su injusticia, vileza, estupidez y corrupción.

No cree que su época sea peor que las precedentes, no cree ser razonable el quejarse a cada momento de estos males, es más razonable reírse de ellos.

Las pasiones, como los dolores, son una ley de la naturaleza humana; despreciar u odiar a los hombres porque son malos es como si nos indignásemos contra ellos porque están sujetos a la enfermedad; precisamente por ser infelices y pecadores debemos amarlos más.