Los dos actores están sentados cada uno en un pabellón de un parque, frente a una mesa diseñada por el artista Heimo Zobernig.
Realizan intervenciones individuales en tomas largas, dirigidas al espectador.
[2] La película se realizó con el apoyo del Ministerio Federal de Arte, Cultura, Función Pública y Deportes, así como de los estados federales de Baja y Alta Austria.
Al contrario, la directora se concentra en lo esencial y opta por una producción bien pensada y muy minimalista que, sin embargo, cumple perfectamente sus intenciones.”[3] La declaración del jurado del Premio Caligari de Cine afirmó que desde la primera frase pronunciada se desarrolla una tendencia hacia la crueldad humana.
La película no presenta simplemente a dos perpetradores, sino que ofrece “una reflexión escénica sobre la perpetración y las dimensiones sociopsicológicas de la violencia masiva”.