De facto (2023)

Los dos actores están sentados cada uno en un pabellón de un parque, frente a una mesa diseñada por el artista Heimo Zobernig.

Realizan intervenciones individuales en tomas largas, dirigidas al espectador.

[2]​ La película se realizó con el apoyo del Ministerio Federal de Arte, Cultura, Función Pública y Deportes, así como de los estados federales de Baja y Alta Austria.

Al contrario, la directora se concentra en lo esencial y opta por una producción bien pensada y muy minimalista que, sin embargo, cumple perfectamente sus intenciones.”[3]​ La declaración del jurado del Premio Caligari de Cine afirmó que desde la primera frase pronunciada se desarrolla una tendencia hacia la crueldad humana.

La película no presenta simplemente a dos perpetradores, sino que ofrece “una reflexión escénica sobre la perpetración y las dimensiones sociopsicológicas de la violencia masiva”.