Se formó en la escuela de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla (1980-1985) y, tras pasar un tiempo en Málaga, regresó a su ciudad natal, donde fijó su residencia definitiva y desarrolló su labor artística.
[1][2] Su pintura ha sido calificada de «radical en sus argumentos»[1][3] realista a la vez que punzante, urbana,[1] donde los personajes anónimos y marginales configuran la ciudad[3][4] y con un resultado que, en ocasiones, trae recuerdos del pop-art.
[3] En cuanto a su técnica, recorrió buena parte del espectro de materiales,[1] sobresaliendo en el uso de tinta industrial sobre papel con el que obtenía un dibujo muy preciso[2][3] David Padilla consideró el arte «como compromiso en la mirada, guiño social y tiempo engullido».
[4] También fue ilustrador de libros y publicaciones periódicas, entre cuyos trabajos destaca el realizado en el diario El Mundo, donde durante años creó los dibujos para la sección de turismo de Andalucía, o ilustraciones para columnistas del diario o el artículo dominical de la dirección del periódico.
[1] Finalmente, también fue profesor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País jienense y la Universidad Popular Municipal.