Darío Rivas

[1]​[2]​ En 1929, con nueve años, Rivas se despidió de su padre, Severino, al emigrar a Argentina con otros hermanos.

[4]​ Al enterarse de la noticia, Rivas quiso conseguir justicia para su padre e inició el proceso para encontrar dónde estaba enterrado.

Pasados setenta años logró recuperar su cuerpo y, en 2005, Severino se convirtió en el primer fusilado exhumado en Galicia.

[2]​ Después de recuperar sus restos, Rivas colocó una placa en la que ponía: “Papá, descansa en paz.

Tras la exhumación, volvió a Argentina pero decidió ayudar a otras personas para que se exhumaran los restos de sus familiares de las fosas comunes y las cunetas.