[3] Los campesinos los llamaban «Supaypa Wasin Tusuq»: el danzante en la casa del diablo [cita requerida].[6][7] Los danzantes de tijeras descienden de los "tusuq laykas" que eran sacerdotes, adivinos, brujos y curanderos prehispánicos, quienes durante la época colonial fueron perseguidos; es ahí donde comienzan a hacerse conocidos como "supaypa wawan" (hijo del diablo en quechua) y se refugian en las zonas más altas.[3] Actualmente los distintos pueblos y etnias del Perú se encuentran fuertemente cristianizados (por católicos o protestantes).En las tradiciones orales de la zona chanca se considera al «danzaq» como un ser mítico diabólico por recitar "taytachay juanikillo" que significa diablo, padre mío.[9] La enseñanza del danzaq se transmite de generación en generación, y por lo general se inicia durante la infancia, equiparando la vocación del danzaq con la vocación de un sacerdote.Cada melodía corresponde a unos pasos : Pasacalle, para marchar en las calles; Wallpa wajay, cuando son las tres de la mañana y canta el gallo.A las 12 de la noche, en secreto, hacen el pago en la plaza, la ofrenda al Huamani.