[1][2] Se trata del primer enterramiento humano completo de la edad magdaleniense en descubrirse en la península ibérica.
Los restos humanos son de una mujer adulta robusta, relativamente alta, aparentemente sana, que fue enterrada en la parte trasera del salón de la Cueva El Mirón en la cordillera Cantábrica (España) hace unos 18.700 años civiles.
El lugar donde se depositó el cadáver, pudo haber sido marcado por un grabado que sugiere un personaje femenino; además un gran bloque adyacente fue bañado en ocre rojo, como lo estaba todo el nivel en el que se recuperaron los restos óseos.
La tumba fue alterada parcialmente por un carnívoro del tamaño de un lobo, una vez que el cadáver se hubiera descompuesto.
Aunque da la impresión de que esa remoción fue reparada y vuelta a bañar en ocre, en algún momento posterior otro carnívoro o los propios habitantes de la cueva retiraron el cráneo y la mayoría de los huesos largos.