Al momento de su constitución, se convirtió en el tercer fabricante a nivel mundial.
Para ello se creó un nuevo grupo con los activos sanos denominado Chrysler Group LLC, luego filial del grupo automovilístico italiano Fiat Chrysler Automobiles (hoy Stellantis).
En los años 1990 el grupo Chrysler era el tercer grupo automovilístico de Estados Unidos detrás de GM y Ford pero comenzaba a tener problemas (otra vez) por diversas causas: Además de Chrysler, contaba con las siguientes marcas: Aunque no era la empresa automovilística que más vehículos producía, ni siquiera en Europa (su mercado natural), tenía un gran margen comercial, debido al segmento premium al que van dirigidos.
La empresa alemana contaba con las siguientes divisiones (o marcas): Sobre el papel la fusión era muy buena para ambas marcas, ya que contaban con multitud de sinergias: Como se buscaba ser uno de los consorcios automovilísticos más grandes era necesario integrar estructuras productivas, buscar que los vehículos futuros usaran piezas conjuntas, desarrollar nuevas tecnologías y sobre todo aumentar mercados (principalmente en Asia).
Debido a que DaimlerChrysler se constituyó como una empresa alemana para fines fiscales y contables, la calificadora Standard & Poors la retiró de su Índice 500, que sólo mide firmas norteamericanas.