Nacido en una familia pobre, Dadá comenzó su carrera en 1965, jugando en el equipo de Campo Grande, un club pequeño y modesto, sin gran historia en Río.
En 1969 su prestigio era tan grande que el entonces presidente brasileño Emílio Garrastazu Médici pidió al entrenador Mário Zagallo llamar a Dadá para integrarse al equipo nacional para la Copa del Mundo de 1970 en México.
Fue enviado a la banca durante la mayor parte del torneo, sin embargo.
Tras un paso por Ponte Preta en 1977, regresó al Atlético Mineiro para las temporadas 1978 y 1979, pero este retorno no fue tan exitoso.
A lo largo de su carrera, su talento para marcar goles y simpatía con los fanes le valió muchos apodos, entre ellos "Darío Peito-de-ACO" (Darío pecho de Hierro), "Rei Dadá" y "Dadá Beija-Flor".