Le rinden culto principalmente las mujeres hinduistas que buscan una larga vida junto a sus maridos.Es el femenino del sánscrito sat (‘eterno [verdadero]’), aunque se traduce generalmente como ‘fiel, casta’.En la mitología hinduista, Satí tuvo el papel de seducir sexualmente a Shivá para sacarlo del aislamiento ascético.[1] Luego de casarse con Shivá, ella asistió a una fiesta que oficiaba su padre Daksha (a la que él no la había invitado, por ser esposa del sucio Shivá).Ante un desaire de Daksha contra su esposo Shivá, Sati se suicidó: se sentó en el piso a meditar y encendió a sí misma en llamas (un raro poder místico).