Desde su fundación en 1945, los ataques al personal de la ONU han aumentado con sus actividades.
La concienciación sobre la seguridad llevó a acciones decisivas tras incidentes críticos en 1985.
En los años 1990, ante ataques crecientes, se adoptó la Convención sobre la Seguridad del Personal de la ONU,[1] destacando el papel del embajador de Nueva Zelanda, Colin Keating.
[2] El ataque a las oficinas de la ONU en Argel en 2007 reforzó este compromiso,[3] creando un grupo para la seguridad del personal y las instalaciones.
Este día se celebra desde 1986[4] y también sirve para recordar a aquellos miembros del personal que han sido detenidos, desaparecidos o que han perdido la vida en acto de servicio.