En el pasado se consideraba al perico de Macquarie una subespecie del perico maorí cabecirrojo (C. novaezelandiae), cuya apariencia es muy similar, pero posteriormente fue agrupado junto al perico de Reischek de las islas Antipodas a causa de un estudio genético realizado por Wee Ming en 2001 y su equipo que indicaba que muchas de las entonces subespecies de perico maorí cabecirrojo debían ser tratadas como especies separadas.
[1] Pero un estudio posterior de Boon et al.
Hasta entonces el invierno era una época de escasez para los depredadores terrestres introducidos, al abandonar la isla los pingüinos y los petreles terminada su época de cría, lo que mantenía su población baja.
La presencia de conejos todo el año proporcionó un suministro de alimento regular a los gatos y los rascones weka, lo que permitió que su población aumentara e incrementara su presión predatoria contra los pericos.
El último avistamiento de pericos vivos se produjo en 1891.