En época altomedieval albergaron, muy probablemente, en sus estancias el Monasterio de San Miguel.
Sabemos que en el S. XI existía un monasterio en Arnedo, ya que en 1063 el entonces Señor de Arnedo, Sancho Fortunionis, lo lega en su testamento al Monasterio de San Prudencio en Monte Laturce.
Se trata de viviendas confortables ya que su principal característica es mantener la temperatura constante durante todo el año en torno a 15 °C.
La estructura de estas sencillas viviendas era similar: un caño o pasillo central desde el que se distribuían todas las estancias de la casa: cocina, siempre con ventilación natural, alcobas y cuadra.
Cada año se realizaban labores de encalado que les aportaba limpieza, higiene, luminosidad y seguridad.