De hecho, una de sus pocas obras seguras —Bodegón con uvas, membrillos y frutos secos —pertenece aún a la colección real británica, siendo inventariada allí ya en 1639,[1] También fue muy apreciado por los primeros tratadistas del arte español, como Antonio Palomino, quien lo nombra «Juan Labrador Pintor Insigne», y lo compara con Giovanni Battista Ruoppolo.
[2] Como en sus otros lienzos conocidos, en éste el pintor coloca los objetos en primer plano, ante un fondo oscuro, y modelándolos por medio de la luz.
Los pámpanos están pintados de forma que las hojas muestran su haz y envés.
Los racimos penden de arriba mediante cordeles, y están dispuestos en torno a la variedad tinta del centro.
El racimo de granos grandes y alargados —a la derecha— es menos brillante que los otros.