El cuarteto se formó cuando la violinista Corina Belcea, de origen rumano, invitó a un grupo compañeros del Royal College of Music, para que se unieran a ella en un recital, en 1994.
Además, el Belcea fue designado cuarteto residente del prestigioso Wigmore Hall de Londres.
Las grabaciones son el resultado, el testimonio fonográfico, de la profunda inmersión beethoveniana realizada por el cuarteto durante la temporada 2011-2012, cuando programaron en vivo el ciclo completo a su paso por varias ciudades europeas.
Con un sonido abrupto, contundente, que no teme la saturación, la aspereza o la inflación sonora, expresado con ímpetu y determinación, hacen una interpretación beethoveniana urgente que conduce, con la misma inexorable fuerza hacia la luz y hacia las tinieblas contenidas en estas complejas partituras, quizás las más personales del compositor.
Corina Belcea comenta al respecto: "Nos planteamos estas grabaciones con mucho respeto y capacidad de sacrificio.