Según este criterio, los relatos embarazosos para el autor tienen más probabilidad de ser verídicos, debido a que el autor no tendría ninguna razón para inventar un material que le crease dificultades.El primer uso del término fue posiblemente hecho por Paul Wilhelm Schmiedel en la Encyclopaedia Biblica (1899).Este método de ejecución fue considerado el más vergonzoso y degradante en el mundo romano, y los defensores del criterio arguyen que este método de ejecución es, por tanto, el menos propenso a haber sido inventado por los seguidores de Jesús.Un retrato completo de Jesús nunca podría basarse en tan pocos datos.[10] Si esta tradición hubiera sido aceptada como digna de ser incluida en algún momento clave en la formación de la Biblia cristiana (y por tanto integrada, de una forma u otra, entre los evangelios canónicos), podría decirse que a muchos cristianos modernos les resultaría bastante embarazoso, especialmente a creyentes estrictos en la infalibilidad bíblica.