Crack bursátil

El término "crash" proviene del alemán krach (que significa "estallido", "escándalo") y empezó a utilizarse tras las caídas bursátiles de 1873 en Viena (Austria).

Los crash bursátiles se caracterizan por una reacción de pánico entre los accionistas.

Este efecto de desplome masivo se ve retroalimentado por los sistemas informáticos, que cursan órdenes de venta automáticas cuando los precios de las acciones sobrepasan determinados límites preestablecidos.

Diferentes acontecimientos pueden desencadenar el pánico entre los inversores, siendo la causa más común el estallido de una burbuja económica.

Normalmente, un crack anticipa una recesión económica, aunque también puede ser un fenómeno pasajero, motivado por temores puntuales excesivos, que luego se va corrigiendo poco a poco sin que los efectos sobre la economía real sean devastadores.