Tienen importantes aplicaciones en astronomía, óptica, física de partículas y nuclear.
[3] Estas correlaciones tienen propiedades específicas en el caso de partículas idénticas.
[4] Otra distinción entre las correlaciones de Bose–Einstein y Fermi–Dirac es que solo los BEC pueden presentar coherencias cuánticas (cf.
En física de energía alta, sin embargo, uno está frente a procesos donde las partículas son producidas y absorbidas y esto reclama un enfoque teórico más general llamado segunda cuantización.
Esto es la aproximación en la que se basa la óptica cuántica y es solo a través de esta aproximación más general que la coherencia estadística cuántica, los láseres y los condensados podrían ser interpretados o descubiertos.
Otro fenómeno más reciente descubierto vía esta aproximación es la correlación de Bose–Einstein entre partículas y antipartículas.
La función ondulatoria de dos partículas idénticas es simtrica o antisimétrica con respecto a la permutación de las dos partículas, dependiendo si uno considera bosones o fermiones idénticos.
Aun así esto es cierto sólo en una primera aproximación: si uno considera la posibilidad que un pión positivo y uno negativo están virtualmente relacionados en el sentido de que pueden aniquilarse y transformarse en un par de dos piones neutros (o dos fotones), i.e.
Esto conduce,[20][21] a una nueva clase de correlaciones de Bose–Einstein, a saber entre piones positivos y negativos, aunque mucho más débil que entre dos piones positivos o dos negativos.
Por otro lado, no existe tal correlación entre un pión cargado y uno neutro.