Generalmente el término música coral señala que hay dos o más cantantes por cada voz mientras que el término canción se usa para la música vocal con un solo cantante por cada parte.
Los primeros eran monódicos y eran interpretados por la Schola (de ahí el término coral).
Más adelante, en el siglo XVIII, se llamó corales a los cantos de la Iglesia Protestante en general.
Desde el siglo XX se utiliza el término para designar partituras comunes homofónicas con melodías principalmente diatónicas y ritmo sencillos, similares a muchos de los corales en estilo cancional encontrados en las cantatas y oratorios barrocos.
Sin embargo, aunque muchos de los corales barrocos tienen estas mismas características, no se debe confundir el coral luterano con este tipo de piezas, pues en el primero la melodía es lo más importante y no el manejo homofónico (no siempre presente) de las voces.