Controversia sobre organismos modificados genéticamente
[8] Parte de este rechazo es explicado por las experiencias anteriores con productos como el DDT o el BPC, que en su día prometían ser revolucionarios pero tuvieron que ser retirados o su uso restringido debido a sus efectos sobre la salud y el medio ambiente.Esto ha minado la confianza del público en las autoridades reguladoras y en las compañías que introducen productos revolucionarios, especialmente alimenticios o sanitarios.Este movimiento antitransgénico ha conseguido crear una sensación de miedo entre el público general, aunque también ha provocado voces disidentes.Cada organismo modificado genéticamente es evaluado individualmente para verificar su seguridad para el consumo humano y para el medio ambiente.Hubo un clamor popular contra este maíz y, a pesar de que en 2001 varios estudios probaron que el polen del maíz Bt no era tóxico para las mariposas monarca, dicha toxicidad sigue siendo usada frecuentemente como argumento.[15] Algunos científicos han lamentado que «un solo artículo con datos preliminares diera tanta munición a los activistas antitransgénicos y provocara el desvío de fondos para apaciguar el miedo».[15] El consenso científico es que los alimentos modificados genéticamente son seguros y que no se ha documentado ningún caso de efectos adversos en la salud en la población humana y los cultivos transgénicos son más ecológicos, algo en lo que coinciden las principales asociaciones científicas, como PNAS, la Academia Nacional de Ciencias, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, la Asociación Médica Americana, la Comisión Europea o la Royal Society of Medicine.[16][17][18][19][20] En 2014 había 64 países que requerían por ley el etiquetado de todos los alimentos modificados genéticamente,[21] entre ellos la Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda, China e India.La AAAS ha declarado que el etiquetado obligatorio "solo puede servir para confundir y alarmar infundadamente al consumidor".De hecho, países netamente exportadores como los Estados Unidos, Argentina y Canadá han adoptado estrategias de etiquetado voluntario, mientras que los importadores han adoptado como regla general, legislaciones que obligan al etiquetado.[1][2][3][4][5][6] Hasta la fecha en la literatura científica no se ha documentado ningún efecto perjudicial por consumo de transgénicos.Entre los posibles efectos se incluyen el flujo genético y la aparición de resistencias a pesticidas.Sin embargo las proteínas Bt han sido usadas en aspersión desde 1938 sin que se hayan observado efectos perjudiciales.[52][53] Existe un debate abierto sobre si los cultivos transgénicos son o no más eficientes que sus equivalentes convencionales.Las variedades comercializadas actualmente reducen de forma significativa las pérdidas por plagas y malas hierbas.[54][55] Sin embargo se encuentran en estudio variedades de plantas y animales enfocados al aumento directo de la productividad, como el salmón AquAdvantage, con un gen añadido para producir hormona del crecimiento y cuya aprobación por la FDA se encuentra en las fases finales.