El término Bosque Permanente como parte del nombre del contrato, se refiere a su propósito de permanecer inalterable en el tiempo, y no al concepto de su posible uso agropecuario.
El Consorcio objetó que ese precio no podía ser aplicado a bosques más alejados de las zonas urbanas.
El último emperador alemán Wilhelm II (Guillermo II) cuyo acuerdo, de todos modos, era imprescindible para cada venta de bosque estatal, intervino en las largas negociaciones siguientes.
Desde 1850, sobre todo durante la rápida industrialización en la época primera del imperio, se habían acaparado numerosas tierras que antes eran cultivos, campos o bosques de superficies cercanas a los pueblos (Schöneberg, Steglitz, Hermsdorf, Pankow, Lichtenberg...) hasta dejarlas reducidas a pequeños restos.
Como expresión del llamado Erste Deutsches Umweltbewegung (Primer Movimiento Alemán pro-Naturaleza) en el cambio del siglo XIX al XX y por iniciativa de dos periódicos berlineses en 1904 se consiguieron 30.000 firmas en una acción de protesta contra la destrucción del bosque Grunewald.
En el año 1909 esa especulación abarcaba espacios forestales por un total de unas 1800 hectáreas.