Un concilio en 315 concedió a Papa el título de catolicós del Oriente.
[2] Aunque la comunidad cristiana en Persia remonta su historia al siglo I, obtuvo por primera vez el reconocimiento estatal oficial cuando el sahansah Yezdegard I (399-421) adoptó una política de compromiso con el emperador romano de Constantinopla y con la minoría cristiana en su propio imperio.
El concilio, presidido por mar Isaac, obispo de Seleucia-Ctesifonte, organizó a los cristianos del Imperio en una Iglesia estructurada única, que se conoció como la Iglesia del Oriente.
El obispo de Seleucia-Ctesifonte, a quien se hace referencia en las actas del concilio como el «gran metropolitano», pasó a tener autoridad como primado de toda la Iglesia del Oriente y por esa razón fue llamado (formalmente desde una fecha posterior) el «catolicós del Oriente».
Esta decisión fue importante, ya que los cristianos del Imperio sasánida estaban muy desorganizados hasta ese momento y sufrían persecuciones, y además el nuevo líder era quien debía responder como responsable de los cristianos ante el sahansah.