Conan II tuvo que afrontar numerosos desafíos para asentar su gobierno como duque de Bretaña.
[1] Bretaña, un ducado celta independiente, mantenía una rivalidad tradicional con sus vecinos normandos.
En 1065, antes de invadir Inglaterra, Guillermo de Normandía envió un mensaje a los territorios vecinos, incluida Bretaña, advirtiéndoles que no debían atacar sus tierras, ya que su misión llevaba el estandarte papal.
Conan informó rápidamente al duque que aprovecharía la oportunidad para invadir su ducado.
En la historia de la relación entre Bretaña y Anjou, Pouancé había servido como "Marca Bretona" o ciudad fronteriza.