Existen diferentes soportes de audio como pueden ser el vinilo, las cintas magnéticas o un formato digital como WAV, MP3 u OGG.
El audio más cercano o fidedigno con respecto al sonido real es normalmente el WAV de 32 bits y 192 kHz.
Para comprender rudimentariamente el proceso de compresión de audio hay que imaginar que el sonido está compuesto por ondas de forma curva; como cualquier curva las del sonido también tienen infinitos puntos en su recorrido.
Cuando se pasa de un sonido a audio digital lo que se hace es ubicar esa onda en una suerte de ejes coordenados, si se quisiese representar la onda tal como es esto sería imposible porque las curvas tienen infinitos puntos y por ende las coordenadas del eje serían infinitas.
Cuando se crea un audio las ondas son representadas en los ejes con un número limitado de puntos pero intentando un grado de exactitud tal que el sonido reproducido sea lo más fiel posible al sonido grabado.