La competitividad electoral se mide en puntos porcentuales de distancia que separan al primer partido del segundo.
[1] En ocasiones se hace referencia también a la competitividad parlamentaria que estima la distancia en porcentaje de escaños en lugar del porcentaje de votos.
Se suele considerar: En elecciones generales no ha dejado de aumentar la competitividad entre los dos primeros partidos desde 1982, con la única excepción de 2000 cuando bajó.