Colmano de Stockerau

Colmano o Colman de Stockerau, de Irlanda o de Melk (Irlanda, segunda mitad del siglo X - Stockerau, 1012) fue un religioso irlandés o escocés, muerto en Austria mientras viajaba como peregrino.

Mientras hacía un peregrinaje a Jerusalén, al pasar por Stockerau, a unos veinte kilómetros de Viena, pues venia de un lugar enemigo en aquel entonces, por lo que fue acusado de espionaje, por lo que fue detenido,[1]​ pero como no hablaba alemán, no se pudo defender y fue colgado en la horca en un árbol seco, junto a otros ladrones.

Se dice que su cuerpo se mantuvo balanceándose incorrupto durante 18 meses, sin que los animales se le acercaran y el mismo árbol que sirvió de horca le florecieron sus ramas, hojas y flores; una de las ramas se conserva en el altar mayor de la iglesia de los franciscanos de Stockerau.

Algunos milagros fueron registrados, atribuidos al santo y la veneración.

Inmediatamente, Colmano fue objeto de un culto popular que se extendió por toda Austria, donde muchas capillas e iglesias le fueron dedicadas, Suabia, Palatinado, Hungría y Baviera.