SCT-1 (cohete)

El guanajuatense Walter C. Buchanan[2]​ invitó a varios ingenieros y especialistas mexicanos a participar en diferentes reuniones para analizar y trabajar en procedimientos técnicos de los cohetes en las que estuvieron convocados los siguientes ingenieros: Jorge Ruelas Tejeda, Joaquín Durand, Porfirio Becerril Buitrón, entre otros.

En este sentido, al ingeniero José Durand se le pidió que realizará el diseño de cohetes de combustible sólido; al ingeniero Porfirio Becerril, la formulación de un combustible líquido que contuviera alcohol etílico y oxígeno y al ingeniero Jorge Ruelas Tejeda la forma aerodinámica del cohete.

La primera prueba que se realizó, en el sitio antes mencionado, fue para determinar el sistema de refrigeración más adecuado por lo que esta primera prueba sirvió para detectar visualmente aquellos puntos más expuestos a las altas temperaturas.

[3]​ Luego de las pruebas realizadas en San Bartolomé, Xochimilco, el ingeniero Walter Cross Buchanan decidió que había llegado el momento para hacer el lanzamiento del cohete SCT-1, no sin antes hacer algunos ajustes, como la construcción de un nuevo motor impulsor y hacer algunos pequeños ajustes en la estructura del cohete.

El traslado del oxígeno líquido a aquella zona de la república mexicana requirió de un cuidado especial por lo que se recorrieron 330 km en 10 horas, es decir, un recorrido muy lento para evitar la agitación del oxígeno líquido.

Diagrama del cohete mexicano SCT-1 de 1959