Este convento franciscano fue el segundo de esta orden fundado en la isla, fue el papa Juan XXII quien en 1325 autorizó a los franciscanos de Barcelona a establecer esta casa en Inca, la iglesia de la cual se levantó en ese mismo siglo en parte gracias a un legado testamentario de Gerard Llull.
Durante el siglo XVIII se rehízo el claustro y la iglesia, terminada a principios del XIX.
Con la exclaustración (1835) terminó aquel primer periodo de vida del convento, pasó a manos particulares hasta que en 1909 regresó una comunidad de terciarios franciscanos que instauraron una escuela, pero en 2013 abandonan el claustro, quedando únicamente el colegio.
[1] Durante la guerra Civil se perdió el archivo que poseía.
Fachada con un gran rosetón terminada con un testero mixtilínia con dos grandes volutas en los extremos.