Clarice Starling

Espera trabajar en la unidad de las ciencias del comportamiento, persiguiendo a asesinos en serie y al final capturándolos.

Su mentor, el director del FBI Jack Crawford, la envía a entrevistar al Dr. Hannibal Lecter, un psiquiatra brillante que resultó ser un asesino en serie caníbal.

Al llegar al asilo para su primera entrevista con Lecter, Starling es objeto de las crudas y lascivas atenciones del captor de Lecter, el director del asilo Frederick Chilton.

Conforme pasa el tiempo, Lecter le da a Starling información sobre Buffalo Bill, el asesino en serie que entonces está siendo perseguido por el FBI, pero solo a cambio de información personal como recuerdos dolorosos (que Crawford le ha advertido expresamente que mantenga en secreto frente a Lecter).

Starling cree que si puede salvar a la gente de Buffalo Bill, los gritos se pararán.

Va a dispararla cuando ella le oye detrás de él y se vuelve, abriendo fuego en la densa oscuridad, matándolo.

El amigo le había explicado a Starling que hay montones de perros para todo el mundo, y que cada persona acabará con dos o tres perros en su cama para mantenerlos calientes.

Clarice descubre que Lecter está en Florencia e intenta advertir a Pazzi.

Krendler idea una trampa para Starling mediante cartas falsificadas de Lecter, en un intento de hacer que el FBI la dispare haciéndoles creer que ella y Lecter tienen una relación íntima secreta.

Luego, en la más controvertida secuencia de la novela, la hipnotizada Clarice acepta a Lecter como un sustituto de su difunto padre, y abre su vestido y ofrece su pecho a Lecter.

Barney, temiendo razonablemente por su vida, prudentemente deja Buenos Aires inmediatamente, para no regresar jamás.