En 1955 ingresa a la Escuela Nacional de Bellas Artes donde estudia con Vicente Martín.
Obtuvo la beca Carlos María Herrera en 1962 lo que le permitió viajar a Europa.
[2] Sus pinturas son poseedoras de una ironía inusual y una técnica apreciable.
Sus personajes se muestran en su mundo interior y generalmente con una mirada despreocupada, con expresión apacible.
Raquel Pontet, donde por primera vez se pudo apreciar el conjunto de su trabajo.