Ciclo supercontinental

El desplazamiento de las placas se realiza sobre una superficie esférica, por lo que los continentes terminan por chocar y soldarse, formándose una gran masa continental, un supercontinente (Pangea como lo llamó Wegener).

El supercontinente impide la liberación del calor interno, por lo que se fractura y comienza un nuevo ciclo.

Esta reconstrucción[3]​ se basa en la observación de que si solo se realizan pequeñas modificaciones periféricas a la reconstrucción primaria, los datos muestran que los polos paleomagnéticos convergieron a posiciones cuasiestáticas durante largos intervalos entre aproximadamente 2,7–2,2, 1,5–1,25 y 0.75–0.6 Ga.

Por lo tanto, los datos paleomagnéticos se explican adecuadamente por la existencia de un solo supercontinente Protopangea-Paleopangea con una casi integridad prolongada.

[3]​ Sin embargo, este enfoque fue muy criticado porque se basa en la aplicación incorrecta de datos paleomagnéticos.

[6]​ El último supercontinente ha sido llamado Pangea, y se formó alrededor del período Pérmico (hace 280-240 m.a.)

Pangea fue el resultado del choque y fusión de diversas masas continentales existentes en periodos anteriores.

Representación aproximada del supercontinente Pangea.
Representación simplificada de la serie propuesta de supercontinentes hasta la actualidad.