Por ser su piel altamente demandada, su caza indiscriminada produjo que la población se reduzca dramáticamente.
La UICN estimó una reducción del 90 % de la población en solo 3 generaciones (15 años),[5] colocándola entre las especies amenazadas.
El comercio de pieles en el pasado ha documentado una variación geográfica en el color del pelaje (Tarifa & Yensen, 2010[8]).
Se conoce muy poco sobre la historia natural de la chinchilla real, debido a su casi extinción en vida silvestre (Tarifa & Yensen 2010[8]).
Está adaptada a ambientes rocosos y es nocturna, pero pueden tomar baños de sol sobre las rocas (Tarifa & Yensen, 2010[8]).
Es una especie adaptada a un clima frío entre los 3000-5000 m s. n. m. (metros sobre el nivel del mar), habitando en áreas áridas con pastizales y arbustos (Eisenberg & Redford, 1999;[10] Muñoz-Pedreros, 2000[9]).
Muchas chinchillas se crían en cautiverio por su preciada piel, muy fina y densa, de alta demanda en la industria peletera.
La continua e intensa caza, sin embargo, no pudo mantenerse y, hacia 1917, fue considerado un recurso económicamente extinto.
Mundialmente la chinchilla está listada como «En Peligro Crítico» debido a la drástica reducción de sus poblaciones en el pasado.
Sin embargo, no hay evidencia sobre la tendencia real de dicha recuperación (D’ Elia & Ojeda, 2008).
En 1996, la chinchilla fue listada como especie en «Riesgo de Extinción» en Chile y como «Críticamente Amenazadas» por la UICN.