Por último, la Cruz Roja encargó a Kalnay el proyecto de un “Chalet Modelo” que fue rifado, actual templo Beit Jabad.
Para ello, la empresa contactó personalmente a Andrés Kalnay, y su hijo Esteban se hizo cargo del diseño de nuevos vitrales alusivos a la nueva función de la antigua cervecería.
Su construcción se dio en el plazo inédito de 4 meses y 8 días.
Las singulares esculturas y otros ornamentos en la fachada e interiores fueron obra del escultor Enrique Schwindsackl, y lograrían años más tarde sobrevivir a los destrozos durante el abandono.
En el sótano se ubicaron las instalaciones frigoríficas, las más grandes del país fuera de las utilizadas en fábricas.
Los pisos superiores tenían terrazas y escalinatas donde se instalaban mesas.
Toda la ornamentación original, junto con el mobiliario, se perdió luego del abandono a lo largo de los años 1970.
En cinco meses, los trabajos estuvieron terminados, y el museo abrió en 1980.