Debido a su forma cónica, se le asocia erróneamente como volcán; sin embargo, estudios geológicos realizados en el lugar han descartado la existencia de rocas ígneas.
Allí también es común hallar cristales de calcita, pirita en las calizas (mesozoico), selenita y yeso en las ftanitas o chert (cretácico).
El pasto no es endémico de América, fue traído por los españoles para alimentar rumiantes, equinos y bóvidos, por lo que el vegetal fue introducido en el cerro, posiblemente, en épocas recientes.
Este hecho lo convirtió en un cerro pictoresco a la vista, por su inusual forma de volcán, pero sin el valor religioso dado por caribes y arahuacos.
Estos hallazgos refuerzan la idea del valor sagrado de El Morrachón, como símbolo místico; no obstante, se necesitan estudios arqueológicos, antropológicos y etnográficos más rigurosos que sustenten estas hipótesis y confirmen, a través del método científico, la verificalidad de dicho valor sagrado.
Para su conservación histórica, geológica, biológica y cultural, se recomienda que la Alcaldia del municipio Ayacucho diseñe una red logística, mediante señalizaciones en las rutas, que irían desde San Juan de Colón, pasando por San Pedro del Río, La Laja y El Peronilo hasta llegar a El Morrachón.