En relación con las producciones cinematográficas distribuidas en formato videográfico o doméstico (videocintas o videocasetes VHS y Betamax), los organismos censores de la justicia irlandesa comenzaron a desarrollar una legislación restrictiva a partir de la década de 1980.
[4] Debido al miedo a la piratería las grandes productoras vieron con recelo la posibilidad de distribuir sus películas en el nuevo formato.
[6] En 1986, el órgano conocido como Dáil Select Committee on Criminal Lawlessness and Vandalism presentó el informe Controls on video nasties, recomendando que los poderes en censura cinematográfica del film censor's office se extendieran a las producciones distribuidas en videocasete.
[6] Esto sería implementado por la ley conocida como Video Recordings Act de 1989.
[7][8] Leyes similares fueron aprobadas en esa época en el vecino Reino Unido.