En los fundamentos se destaca que además de la riqueza edilicia, el templo es el lugar donde descansan los restos del fundador de la ciudad, coronel Ramón Estomba.
En 1837 un huracán generó daños significativos en la precaria construcción pero se logró reparar parcialmente y se fundó la segunda Iglesia, manteniendo el mismo nombre.
Los planos fueron diseñados por el ingeniero Felipe Caronti, quien además dirigió la obra.
Consistía en una sola nave, con dos campanarios, y entre ellos, rematando sus pilares, un clásico tímpano.
Se encomendó el nuevo proyecto al arquitecto Luis Peprani, quien diseñó una fachada con dos torres laterales y un cuerpo central en dos niveles, que se coronan por un amplio frontis rematado por un grupo escultórico de la virgen y dos ángeles del escultor Quintino Piana.