Una jaula del túnel 4 fue extraída conteniendo sólo muertos y víctimas inconscientes.
Contrariamente a lo que siempre se ha pensado, el incendio que se desató los días precedentes no sería la causa directa que contribuyó a degradar las condiciones de trabajo al fondo (gases tóxicos) y aumentaron la mortalidad; en efecto, se había descubierto fuego en uno de los túneles de Méricourt.
La polémica quiso que el gran número de víctimas se debiese en gran parte a la obstinación de la compañía minera, que continuó las labores de explotación aun cuando al fondo un incendio no había sido apagado todavía, y a que los humos y gas tóxico aún ocupaban las galerías.
Tal vez el número de muertos habría sido menor si las búsquedas no se hubiesen detenido al tercer día de ocurrido el incidente y si una parte de la mina no hubiese sido tapiada con un muro, para sofocar el incendio y preservar el yacimiento.
Además, los tres primeros días, los cuerpos extraídos de la mina no fueron presentados a sus familias para ser identificados.
Cuando fue posible no se abrió más que un solo día: las familias debían así pasar un día delante de los mil cuerpos para identificar a su familiar.
Ningún responsable de la mina, ni funcionario alguno, dio información a los familiares.
El 16 de marzo, 25.000 obreros se declararon en huelga, cifra que ascendió a 60.000.