[1] Tras una incursión inglesa que llegó a saquear Morlaix en 1522, los habitantes de la ciudad deciden fortificar el acceso a la ría para prevenir posteriores ataques marítimos.
Para ello se elige un islote rocoso que domina la bocana de la ría, y se espera la autorización real, que llega en 1542.
La construcción, no excesivamente sólida, se derrumba en parte a comienzos del siglo XVII.
Las obras no terminaron hasta mediados del siglo XVIII.
Con el progreso de la artillería durante el siglo XIX, el Castillo del Taureau queda obsoleto y deja de tener fines militares, pasando por diversas manos durante el siglo XX.